jueves, 21 de marzo de 2013

Un grito a la esperanza


"El sol brillará mañana, que te apuestas tú a que mañana sale el sol. Si piensas que habrá mañana todos tus problemas y tus llamas, nada son. Cuando el día es muy gris o estoy muy triste la cabeza levanto y digo así..."

Permitidme gritar. No a la situación, ni al poder, ni a nada de todo eso que tanto me aburría antes. Quiero gritar a la esperanza. ¿Por qué no? Dicen que es lo último que se pierde, aunque dicen también que ya no podemos perder nada más.
Perdonad, supongo que sabéis de que escribo pero quiero aclararlo: la maldita crisis económica y la política, y la social, y la cultural...En fin, la crisis que sufre España que traspasa todos los ámbitos y que nos ahoga tanto que hasta calla a muchos.
Los bancos nos desahucian mientras nos roban el dinero que tanto esfuerzo nos ha costado ganar con un trabajo que ya no tenemos. Los políticos se ríen de nosotros repartiéndose dinero mientras no paran de aflojarse el cinturón. Los que más dinero tienen roban a los pobres, pero, lo que más pena me da, es que, como dijo Maribel Verdú al recoger su Goya, este sistema lo permite. ¿Es esto el cuento al revés de Robin Hood?
Sé que todo esto no es esperanza, todo lo contrario, pero es lo que hay; basta con encender el televisor o abrir un periódico para saber que todo esto ocurre, es real. Ser optimistas no es lo mismo que ponerse un pañuelo en los ojos. Yo soy optimista, no sé si con motivos o sin ellos, pero me da igual, lo soy.
Poco a poco aparecen pequeñas noticias positivas que dicen que algunos sectores empiezan a levantarse, ocupan una pequeña esquina en los periódicos si es que aparecen pero a mi me sirven más que muchas otras que sólo consiguen aumentar mi desconfianza, descontento, e incluso mi ira.
Esas noticias irán creciendo hasta ocupar portadas, lo sé. Esta no es la primera crisis y confío en que no os rendiréis hasta acabar con ella, yo no lo hago.
Dejadme pediros una cosa. Gritad a la esperanza tan fuerte como a quien os trate como borregos, salid a la calle y pelead, porque valéis mucho más de lo que os hacen creer.


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